I ara em preguntareu: veí, hi haurà una sisena tongada?
I el veí respondrà: Sí, veïns meus.
I els veïns demanaran: I per quan, veí?
I el veí us respon: des de ja, estimats i estimades!
I em direu: i tot seguirà com sempre?
I ell dira: Sí, i no. Cal que sigueu pacients. Ja sabeu que cal que tot canvïi perquè to segueixi igual.
I vosaltres exclamareu:ets una carallot !
I ell respondrà: teniu tota la raó....
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No beberás (una d’abstemis)
(…)
«– ¿Te sirvo?
Su mano alzada le frenó bruscamente, justo antes de que el estallido de rojos brillantes tiñese el fondo del cristal. Sonriendo con los ojos dulcificó lo tajante de su gesto.
– No, no bebo.
Se quedaron en silencio un par de segundos, mirándose entre copas y velas, él con la botella recién abierta aún en alto, la sonrisa inicial repentinamente inmóvil en su cara. Lentamente dejó la botella en la mesa.
– ¿Y eso?
– Ya te lo he dicho, simplemente no bebo.
– Eso es nuevo
– Es, y ya está.
– ¿Estás embarazada?
– ¿Es que hay que estarlo para no beber vino? ¡Joder, no es tan raro!
– ¿Estás?
– Que no. Pero no bebo.
– Pues podrías habérmelo dicho antes de que abriese una botella de 50 euros.
– Pues podrías haberme preguntado.
Silencio.
– Sosa.
– Borde.
Más silencio.
Se miraron a los ojos, entre burlones y serios, midiendo cuánto había en sus palabras de cierto y de falso, de firme y de juego. Tanteándose las fuerzas. Pronosticando las horas siguientes.
– Ahora me dirás también que eres vegetariana
– ¿A qué viene eso?
– Contesta
– Tío, estás buscando greña
– Que contestes: ¿eres vegetariana?
– Pues si, pero no integrista.
– ¿Y ahora qué hago con el magret de pato que tengo guisado en la cocina?
– ¡No jodas!
– Contesta, por favor
– ¿Además hay patatas o ensalada?
– Si, las dos cosas
– Pues tu el pato y el vino, y yo las patatas con ensalada, y tan amigos.
– Pues vaya cena. Si lo se, te hiervo acelgas.
– Venga, haz el favor, no dramatices.
Dejó la servilleta sobre el plato y se levantó en dirección a la cocina. Al pasar junto a ella le habló al oído, haciéndose cosquillas con sus rizos:
– Voy a la cocina, a ver qué puedo hacer contigo. Si te da hambre, encontrarás macetas en el balcón: tú misma, sírvete, pero –por favor– respétame la planta del dinero.
– ¿La planta del dinero?– Le gritó mientras lo veía alejarse. –Que chistes tan malos cuentas tío, nunca vas a poder ganarte la vida como comediante.
Lo escuchó reír divertido. Despacio, se levantó y caminó hasta el ventanal de la sala.
«Y bueno… –pensó mientras miraba los tejados de las casas vecinas–… ¿cómo diablos le voy a decir la verdadera razón por la cual no bebo?
»No puedo soltárselo así nada más, sobre todo tratándose de algo tan serio, pues si lo hago lo más seguro es que sufra un infarto…. Cosa que facilitaría el problema.
»¿Y si dejo todo tal cual y no se lo digo?... Nooooo, no seria capaz de hacerle eso… ¿o si?... No; de todas maneras el día menos pensado se da cuenta solito.
»Lo mejor será que lo anime a beber y cuando este ya bastante borracho se lo digo de frente y que sea lo que Dios quiera…. Pero debo asegurarme de tener a mano la cartera para poder salir huyendo.
»¡Demonios como pude meterme en este lío! Bien me lo decía mi santa madre: “Si vas a portarte mal más te vale hacerlo bien”… Pero no, yo tenía que jugar con fuego y por tonta salir quemada.»
– ¿Meditando? –le preguntó él, asustándola y haciendo que pegara un brinco.
– Si, algo… pero no tiene importancia – respondió ella.
– He logrado prepararte algo un poco más apetitoso que una simple ensalada –-se ufanó a decir mientras la abrazaba despacio -¿Qué te parece si retozamos un ratito mientras la cena termina de calentarse?
– No -exclamó ella de inmediato. Y al ver su cara de perplejidad, agregó con una sonrisa forzada –Si eres paciente te juro que obtendrás una recompensa.
El se apartó y tras mirarla fijamente le dijo: A ti algo te pasa.
– Nooo, ¿Cómo crees? -se apresuró a contestar.
– Sí, tú algo tienes que no quieres contarme -afirmó el muy seguro-. Pero es una tontería que intentes ocultarme las cosas… Bien sabes que no puedes mantener secretos conmigo.
– Si supieras… -pensó ella mientras en voz alta le aseguraba que estaba equivocado.
– ¿Tiene algo que ver con el hecho de que ahora no bebas? –quiso saber atinando al problema…. Como siempre solía hacerlo.
– Puede –aceptó ella tras suspirar vencida.
– ¿Pero no estas embarazada? –le preguntó él de inmediato.
– Ya te dije que no… Ojala ése fuera el problema.»
(…)
Va aixecar-se del sofà i va tancar el televisor. Havia trobat la pel·lícula a mig començar i no entenia gaire la trama. Estava fent temps mentre esperava que arribés la Júlia. Ho tenia tot a punt: el sopar reposant al forn, la taula parada, les espelmes enceses, el cedé de Coltrane a l’equip de música, l’ampolla de cava a la glaçonera; a punt de destapar quan ella arribés… «Què celebrem?» «Res: que ets aquí, amb mi». «Però si jo no bec…». «Ja saps…», li diria…«Ni la primera vegada que véns a casa el tastaràs, per mi...?»
Perquè tarden sempre tant les dones a la primera cita?
Va passejar neguitós pel menjador. Va tornar a encarar bé els coberts amb els plats i les copes de vi. Va fer un esguard a l’estança. L’havia netejat a fons tot el matí. L’ordre era impol·lut. La primera nit era important donar bona impressió. Va tornar a seure al sofà i va encendre el televisor altre cop. Estava neguitós. Deu minuts de retard tampoc eren tants! A la pantalla, aquella parella seguia engrescada en una discussió sense gaire sentit. Semblava que ella volia fer una confessió a l’home i ell estava mosca.
(…)
«—¿Recuerdas aquella noche, en la playa?
— ¿Con los del pueblo? ¡Claro…, cómo iba a olvidarla! Nunca antes había hecho el amor en el agua…
—Sí…, estábamos algo bebido todos...
—Si, pero yo controlaba…Creo que tu no demasiado.
—Controlaba más de lo que tú te crees…
—Recuerdo que estaba mareado, es cierto…Luego me fui a la orilla. Tú me seguiste. Había otra gente por allí, en las rocas. Nos bañamos desnudos. Me cogiste por la espalda. Nos besamos. Otra pareja parecía disfrutar allí cerca. Era muy oscuro. Sin luna…»
El timbre va sonar. En Roger va mirar el rellotge. Vint minuts de retard! Li ho faria pagar…, d’alguna manera.
—Hola!
—Hola, noi. Perdona el retard. No trobava aparcament enlloc! A més, feia estona que buscava això i m’ha costat de trobar-ho —i li allarga una ampolla de vi. Ell era un enòleg contumaç.
—Ostres! Un Lo Mets I del 92! T’haurà costat una fortuna!
—És lleig parlar de diners quan et fan un regal…
—Ui, perdona! I més si és el primer cop…
—El primer regal ja te’l vaig fer, fa uns dies, recordes?
—Com oblidar aquella nit. Els teus petons al cotxe encara em cremen als llavis…
—I jo les teves mans als pits. Encara els tinc adolorits.
—No vas voler anar més enllà… Potser avui.
—Avui…? Tu vas al gra, eh? És necessari follar per estimar?
—Dona! Jo no he dit això…Però…
—Ja parlarem…
Parlar no és el que li abellia precisamente al Roger, però aquella dona l’encenia i el captivava alhora. La televisió seguia encesa.
(…)
«—No sigas. Bésame.
—Creí que jamás me lo pedirías.
—¿Ay que pedir algo así?
—Estás tan rara…
—Jaime. Tu me quieres?
—Joder! Hace sólo un mes que nos vemos. Creo que te lo he demostrado muchas veces. Me gustas demasiado…
—Querer no es sólo joder.
—¡Joder!, ¡Joder! Pero no me negarás que disfrutas conmigo en la cama…
—Demasiado…
(…)
—Què mires?
—No sé…Estava encesa mentre feia temps esperant-te. La tanco, si vols
—Espera…–va fer la Júlia–. Veig que també estan a punt de fer un sopar íntim…, com nosaltres; quina casualitat.
—Sí, ella crec que li vol explicar un secret que ell no pot averiguar…
—Ah, si…? Mira, doncs jo també t’hauria de dir una cosa…
«—Dame un trago.
—Pero no me dices que no bebias!
—No voy a tener valor, si no bebo.
—Dios! Toma…Sueltalo ya…»
(…)
—A que li diu que està embarassada!
—No. Això ja ha li ha dit que no…Ho ha dit abans.
—Doncs li dirà que estima un altre. Això costa de dir…, a les dones.
En Roger se la mira mentre fa per obrir l’ampolla de cava.
—Brindem?
—Ja? Què celebrem?
—Res. Que ets aquí. Amb mi…
(…)
«—Jaime, aquella noche…
—Aquella noche…en la playa…
—Estabas muy borracho, ¿recuerdas?
—Lo suficientemente ebrio para recordar tu cuerpo encima del mio, en el agua,…
—No. No era yo…»
(…)
—Collons! Has sentit?
—….
—Júlia? Deia si t’ha passat mai res de semblant…Pensar que folles amb algú que no és qui et creus.
—….
—Júlia, ets aquñi?
—Abans que segueixis em sembla que jo també t’he de dir una cosa important.
En Roger la va besar als llavis fugisserament. Deixava caure les mans al llarg de la seva cintura. Ella es deixava fer, sense respondre.
—Et noto estranya…tensa, Vols un massatge abans que tregui l’ànec del forn…
—L’ànec? És una metàfora…?
—Com? No, dona! És que he fet ànec per sopar….
—Ja,,, Escolta; abans que segueixis…T’hauria de dir una cosa.
—No estàras embarasada, oi? –va dir riente en Roger —Ja saps que jo sóc innocent!
—Ja m’agradaria!
—Caram, Júlia! És la primera nit que vens a casa i que estem junts, tampoc m’espantis!
—No. Vull dir que ja m’agradaria poder quedar embarassada….És que…
—És que què? –va fer en Ropger separant-se una mica d’ella. Estàs malalta? Té, beu.
—No, no puc…
La Júlia va mirar la televisió per no mirar de front la cara del Roger…
(…)
»—Entonces, quien me comió la polla de aquella manera tan brutal? Aún me duele cuando lo recuerdo!
—No fui yo. Fue Juliàn, mi hermano…. Y ella se derrumbó en el sofá.»
(…)
—… no puc beure per les hormones…
—Quines hormones? Estàs en tractament mèdic…? Res greu?
—No. Bé, sí. Sóc…No. Vull dir que no sóc…
(…)
»—Juilán???? Tu hermano???
—Yo estaba bebida. El me apartó. Parecía divertido. Crei que te ibas a dar cuenta enseguida del cambio. El empezó a sobarte por detrás…Tu te dejabas hacer…
—Pero si es un jodido maricón!
(…)
—… que no sóc, que no sóc una dona; Roger.
—Queeeeè?
—Vull dir que vaig néixer home. Estic esperant operar-me…el mes que ve.
A la pantalla, en Jaime embogia al mateix temps que en Roger deixava caure a terra la copa de cava que sostenia. ¿Era una broma? La Júlia tenia una mirada que encegava. No podia ser que sota aquellles corbes hi hagués un sexe masculí. L’havia besada. Li havia tocat els pits, el cul, la panxa…És cert que no va voler que la toqués allà baix. Ella en canvi, al cotxe, li va fer una fel.lació com mai abans li havia fet ningú... Un paio? Hormonat?
—Hauria d’haver-t’ho dit, abans, a la disco…Però m’agrades tant.
En Roger seguia mut.
—Estic a punt d’operar-me. Per aixo volia parlar amb tu abans…M’agrades, ja ho saps. En veure’t el primer cop, ja vaig pensar que eres diferent.
En Roger la va mirar més detingudament. La televisió seguia encesa. La Júlia era una dona de bandera i ell era un home liberal. No s’hauria ni imaginat; però una mescla entre orgullo de mascle ferit; gust per el novedós i ànsia continguda el va fer decidir.
—Ara sí que m’agradaria que em traguessis l’ànec del forn… –i mentre ho deia, li agafava la mà
I va tancar al televisió mentre la Júlia (oJuli?) li somreia maliciosamente i li endrapava el sexe sota els pantalons. A la pantalla, abans de fondre’s en negre, en Jaime s’abrandava sobre la seva parella.
«—Jamás te lo perdonaré lo que me hiciste. Pero te quiero demasiado…Demasiado.»
@ Gaby, Xurri i El veí de dalt, 2009
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1 comentari:
Molt ben lligat, tot! Quines sorpreses té la vida, eh? però ells no es deixen imnpressionar ...
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